¿Qué es realmente?
Antes
de comenzar a desarrollar el contenido concreto del artículo, y para no tener
que diferenciar más a lo largo del mismo, vamos a dejar el enlace a un post
anterior de nuestro blog, donde hablábamos de las diferencias entre adiestrar y
educar a un perro. Puedes verlo aquí.
Además, porque usaremos términos como
refuerzos y castigos (positivos y negativos), dejaremos otro enlace más. En
este caso se trata del último artículo de nuestro blog, donde hablábamos y
definíamos estos. Puedes verlo aquí.
Cada
vez son más los adiestradores / educadores caninos que tienen el eslogan Adiestramiento en Positivo en sus
páginas web y distintas publicaciones comerciales, aunque en realidad, en un
porcentaje altísimo de aplicación, se refieren realmente a educación canina. Lo que realmente se quiere decir con ello (Adiestramiento en Positivo) es el uso
de la metodología del refuerzo positivo.
El
refuerzo positivo es una herramienta magnífica para el proceso formativo de
nuestro perro, ya sea adiestramiento o educación. Positivizar conductas es un
excelente método para ayudarnos a fijar y perpetuar las mismas. Sin embargo,
pensar que debe ser el único que deba utilizarse es otra cuestión muy distinta
y, desde luego, sujeta a interminables debates entre sus defensores y sus
detractores. Desde aquí vamos a exponer nuestro punto de vista particular al
respecto.
¿Qué es el adiestramiento en positivo realmente?
En
el segundo enlace que adjuntamos en este artículo, se definía con exactitud qué
es el refuerzo positivo. Originalmente, el término en positivo se fijó para diferenciarlo completamente de las
técnicas antiguas de adiestramiento y/o educación canina, las cuales estaban basadas en la
fuerza, el castigo y la sumisión absoluta del perro.
Hoy
en día sigue sin existir unanimidad práctica en su uso, porque en muchos casos
no existe el conocimiento pleno teórico de las distintas técnicas descritas en
el segundo enlace. De hecho, en numerosas webs donde defienden el refuerzo positivo
como la única metodología aplicable, se pueden ver contenidos gráficos
(imágenes y vídeos) en los cuales no se aplican de forma exclusiva (pueden
verse numerosos ejercicios con moldeamiento
con correa). Por lo tanto parece más un lema
que tiene mayor receptividad en potenciales clientes que buscan determinados
servicios formativos y/o correctivos en sus perros.
Partiendo
de su significado, el adiestrador /educador canino que sólo premia las
conductas deseadas evitando cualquier estímulo negativo (refuerzo negativo y
castigos de cualquier tipo) al perro, no realiza un proceso educativo completo, puesto que sólo fija
parcialmente determinadas conductas, pasando por alto el compromiso y
obligación de hacerlas. También se pasa por alto un aspecto esencial en el
estado emocional de nuestro perro, como es el equilibrio.
Otros
adiestradores / educadores caninos, más formados en nuestra opinión, aplican un
adiestramiento y/o educación donde prevalece el bienestar del perro, evitando
correcciones de conducta a través del castigo
positivo. Sin embargo, el castigo negativo sí que está presente para
corregir las conductas no deseadas (retirada del refuerzo positivo).
Exponer
con claridad a nuestros clientes en qué se basará nuestro trabajo debería
resultar esencial, y obligatorio, para que el cliente tenga el planteamiento
correcto de la metodología de nuestros servicios. Es un error que el cliente
crea que sólo se aplicarán estímulos positivos al perro (comida, caricias,
juguetes, etc.), si luego se aplican otras técnicas como el refuerzo negativo,
castigo positivo y castigo negativo.
Equilibrio emocional de nuestro perro
Antes
mencionamos el equilibrio del perro como un aspecto al que no daríamos la
verdadera magnitud y relevancia si sólo aplicamos en su proceso educativo el
refuerzo positivo. En todo trabajo formativo del perro, junto a las conductas
deseadas, el perro debe comenzar a adquirir la capacidad de gestión emocional
que necesitará para ser un perro equilibrado y seguro en un futuro. Aunque en el
proceso formativo queramos huir y separarle de todo estímulo negativo, su
relación con el entorno le hará enfrentarse en numerosas ocasiones a
situaciones que deberá resolver, negativas y estresantes. ¿Por qué entonces no
queremos exponer al perro a saber gestionar los mismos, de forma gradual?. Su
seguridad, confianza y equilibrio emocional aumenta con cada resolución de
conflictos. La clave está en saber cómo, cuándo y por qué exponer al perro a
esos conflictos, siendo clave para ello conocer el perro con el que trabajamos
(carácter, edad, etc.), para conseguir con ello beneficiar al perro y no
perjudicarle.
Sin
querer desmerecer el empleo del estímulo positivo, es mucho más complicado saber aplicar perfectamente los estímulos negativos al perro.
Ayudemos
pues a nuestros clientes. En primer lugar formándonos teóricamente sobre las
prácticas que usamos. Y después explicando de forma detallada el desarrollo de
nuestro trabajo, resaltando la importancia de cada tipo de estímulo en el
perro.
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