lunes, 14 de julio de 2014

La vista de los perros

Lo que el ojo humano no ve


Tras hablarles anteriores semanas del sentido del olfato y del oído de los perros, hoy queremos hacerlo del más desconocido y uno de los que más tópicos tiene, la vista. Seguro que todo/as hemos oído alguna vez que los perros ven en blanco y negro (visión no fotópica), o que su gama cromática se reduce a las distintas tonalidades del gris (visión escotópica). Simplemente son tópicos y además incorrectos. Aunque no se trate de uno de los sentidos más importantes para el perro sí que se adapta perfectamente a sus necesidades.
Al igual que los dos sentidos de los que hablamos en anteriores posts, también existen grandes diferencias entre la visión de un perro y de un humano.
La perspectiva visual del perro es muy distinta a la del humano. Dependiendo de la altura de un perro, su perspectiva variará desde los pocos centímetros al metro como máximo en las razas gigantes.
La percepción visual de las formas es inferior en los perros que en los humanos.  Muchos perros reaccionan con inseguridad cuando encuentran un objeto totalmente desconocido para ellos. En su percepción visual está el motivo.
Desde el punto de vista orgánico, en la retina de muchos mamíferos hay dos tipos de fotoreceptores, los bastones y los conos. Los bastones se utilizan para la visión con muy poca luz y producen visión escotópica. Los conos perciben mayor cantidad de señales que los primeros cuando existe mayor cantidad de luz, y producen visión fotópica.  La existencia de bastones, en la especie canina, es muy superior proporcionalmente a la de conos. No podrán, por tanto, diferenciar los colores tal y como lo hace el humano, pero sí que pueden distinguir algunas escalas cromáticas. Por el contrario, su capacidad discriminativa de la iluminación es muy superior a la nuestra. El motivo de esta diferencia está muy influenciado a la adaptación necesaria al proceso evolutivo de ambas especies y los momentos del día de mayor actividad, históricamente.
En la retina del perro tenemos una capa de células reflectantes, la tapetum lucidum, que permite que la visión nocturna del perro sea mucho más desarrollada. Esta capa no existe en la especie humana. Es por ello que los ojos de algunos animales brillan cuando se iluminan en la oscuridad.
Además, el perro posee una capacidad de percibir movimientos leves en los objetos, muy superior a la nuestra.  También esta diferencia tiene su origen evolutivo, ya que es una capacidad muy valorada para el lobo en sus instantes de caza, ante el más leve movimiento de su presa.
Respecto a la memoria visual, esta es mucho mayor en la especie humana. El ser humano puede reconocer perfectamente usando únicamente su vista. El perro necesitaría además apoyarse en el olfato y el oído para llegar a recordar. En otros posts hemos hablado de la importancia de potenciar el uso del olfato en el perro, así como de las grandes posibilidades de tener un perro reactivo si sólo trata de reconocer su entorno mediante la vista.
Si hablásemos de los ángulos visuales, son superiores en el perro respecto al humano, sobre todo el horizontal. Este es de unos 140º en el ser humano y del 250º en el perro. El ángulo vertical, aun siendo superior en el perro, no difiere tanto como el horizontal respecto al humano. Por ello puede reconocer mucho más que el humano con un solo vistazo.
En cuanto al alcance en el campo de visión, es distinta a la del humano. Los objetos que están a 30 centímetros, o menos, los verá de forma borrosa, por eso tenderá a oler cualquier cosa que le acerquemos a menos de esa distancia para reconocerla. Por el contrario, hay investigaciones que demuestran que pueden detectar un objeto o un animal en movimiento a 800 metros de distancia.
El perro mira fijamente con menos frecuencia y durante menos tiempo que el humano, que necesita hacerlo para alcanzar mayor nitidez de enfoque en su visión. El perro, por su parte, usa mucho más la percepción periférica, y limita su visión fija, a través del centro de la retina, para momentos de tensión. Por ello los perros, como otros mamíferos, consideran la mirada fija como un desafío o amenaza.
El desarrollo de su capacidad de visión, en las distintas etapas de la vida del perro, también tiene diferencias respecto al del humano. Al nacer el perro es ciego y sordo, y sólo comenzarán a desarrollar ambos sentidos cuando llegan a las dos semanas, aproximadamente, de vida. A las seis semanas ya comienzan a desarrollar, de forma secuencial, su percepción visual hasta los tres meses. Es en ese momento cuando logra su capacidad visual definitiva y máxima.
Pueden padecer enfermedades visuales (ceguera, miopía, hipermetropía, etc.) al igual que el humano. Sin embargo para ellos es un problema menor que para nosotros, porque su olfato y su oído le permitirán siempre una mejor adaptación al medio que a nosotros.
¿Superior o inferior la visión canina respecto a la humana?. Simplemente distinta y, desde luego, perfectamente adaptada a sus necesidades particulares. Creemos que conocer un poco más sobre ella sí que puede sernos de mucha utilidad para comprender mejor determinadas reacciones de nuestros perros.

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